Colombia aprueba su NDC 3.0 y alista su presentación oficial ante la ONU como parte de sus compromisos climáticos

En el marco de la XXI sesión de la Comisión Intersectorial de Cambio Climático (CICC), Colombia aprobó oficialmente el documento final de actualización de su NDC 3.0: ‘Transformaciones para la Vida’, con el cual el país está listo para formalizar ante la ONU sus compromisos climáticos al 2035.
La actualización reúne ocho principios rectores y los portafolios de medidas de adaptación, pérdidas y daños, reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y medios de implementación, consolidando una hoja de ruta que integra biodiversidad, justicia ambiental y transición energética justa.
Estos principios incluyen el agua como eje de la vida y la justicia ambiental; la transición energética justa sin combustibles fósiles; la Amazonía como corazón de la acción climática; la soberanía alimentaria y la protección del suelo para la producción de alimentos; el financiamiento climático justo; la democracia ambiental y el Acuerdo de Escazú; la reforma agraria y rural integral; y el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas.
“Con esta aprobación, Colombia avanza hacia una economía descarbonizada, con reglas claras para medir sus emisiones y con una hoja de ruta que une ciencia, naturaleza y justicia social. Una hoja de ruta que nace en los territorios y vuelve a ellos para orientar la transformación que el país necesita. A quienes hicieron posible este logro de país: gracias”, aseguró la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible (e), Irene Vélez Torres.
En la NDC 3.0, Colombia estableció compromisos para reducir la contaminación y las emisiones de GEI, definiendo que para 2035 emitirá como máximo entre 155 y 161 millones de toneladas de CO₂. También fijó metas para disminuir el Carbono Negro, con una reducción prevista entre 6.130 y 8.873 toneladas (equivalente al 40% frente a 2014, sin contabilizar incendios forestales). En materia de deforestación, el país se compromete a bajar la tasa anual a un rango de 37.500 a 49.999 hectáreas para ese mismo año, con medidas específicas para enfrentar este fenómeno.
El portafolio de reducción de emisiones incluye acciones para impulsar la economía circular, la movilidad eléctrica, el reciclaje y aprovechamiento de residuos, el compostaje para siembras comunitarias y el fortalecimiento del transporte fluvial por el río Magdalena. Además, Colombia dará un paso clave con la elaboración de la hoja de ruta para la sustitución progresiva de combustibles fósiles y de sus subsidios, estableciendo condiciones técnicas, financieras, fiscales y jurídicas para una transición planificada.
En adaptación, la NDC prioriza seguridad alimentaria, biodiversidad, recurso hídrico, salud humana, hábitat, infraestructura, gestión del riesgo y energía soberana. También incorpora la conservación y preservación del patrimonio cultural.
El documento reconoce que las pérdidas y daños ya son una realidad en el territorio, exacerbadas por eventos extremos y procesos de evolución lenta como el aumento de temperatura global. Por ello, la NDC 3.0 integra medidas para monitorear y gestionar este fenómeno en el territorio nacional.
El componente de medios de implementación se estructura en cuatro ejes: financiamiento climático, desarrollo y transferencia tecnológica, fortalecimiento de capacidades y transparencia climática. Entre sus acciones destacan la implementación total de la Estrategia Nacional de Financiamiento Climático al 2030; una herramienta nacional para integrar Soluciones Basadas en la Naturaleza en la planeación territorial para 2032; el fortalecimiento de los territorios indígenas para la acción climática; y, por primera vez, compromisos específicos para niños, niñas, adolescentes y jóvenes, con el apoyo del ICBF.
La actualización de la NDC 3.0, liderada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, representa uno de los pasos más decisivos para orientar al país hacia la resiliencia climática. Fue construida como un acuerdo nacional, con participación de ministerios, gobernaciones, alcaldías, corporaciones ambientales, sector privado, academia, organizaciones étnicas, campesinas, juveniles y de mujeres, así como miles de ciudadanos que reconocen que el futuro climático de Colombia se construye entre todos.


















