Países amazónicos aprueban la Declaración de Bogotá y acuerdan llegar unidos a la COP30

Bajo el liderazgo de los presidentes Gustavo Petro, de Colombia, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, se aprobó la Declaración de Bogotá, un documento con 35 puntos que fortalece la agenda común de los ocho países que comparten la Amazonía y traza una ruta hacia la COP30 de Cambio Climático, que se celebrará en noviembre de este año en Belém do Pará.
El consenso alcanzado resalta la importancia de actuar en bloque para evitar el punto de no retorno de la Amazonía y exigir a la comunidad internacional compromisos más ambiciosos en materia climática y financiera.
El presidente Gustavo Petro destacó los logros alcanzados durante la Cumbre de Países Amazónicos e insistió en la urgencia de respaldar con recursos estables y de largo plazo la protección de la selva: “El mundo tiene que definir si prefiere la hambruna y la guerra o si prefiere el que podamos salvar la vida y la prosperidad y la cultura humana en el planeta. Tenemos unos acuerdos alrededor del Fondo de Bosques Tropicales para Siempre, sigla en inglés TFFF, que lo que busca es que la humanidad, obviamente en donde más se puede, transfiera recursos a la selva, al bosque tropical. Y la selva amazónica es el [bioma] más grande”.
En esa misma línea, el presidente Lula da Silva subrayó que la Conferencia sobre el Cambio Climático será decisiva: “Es muy importante que todos los países amazónicos estén presentes durante toda la COP30. Estoy invitando a todos los jefes de Estado de todos los países del mundo. Estoy enviando una carta personal porque esta COP30 será la de la verdad. Será la COP en la que las personas tendrán que asumir la responsabilidad de decir si creen o no en lo que nos dice la ciencia”.
Al respecto, la ministra (e) de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Irene Vélez Torres, destacó que “la Declaración de Bogotá marca un momento histórico: celebramos 45 años del Tratado de Cooperación Amazónica con un compromiso renovado frente a la crisis climática. Hemos acordado acelerar la transición hacia sistemas agrícolas sostenibles y reconocer el derecho fundamental al agua, entendiendo que la agrodiversidad es el camino compatible con la preservación de nuestros bosques y selvas. También hemos sido claros en que debemos enfrentar los crímenes ambientales y el narcotráfico que amenazan a la región, y hacerlo de la mano de los pueblos originarios y tradicionales, sin quienes la Amazonía no puede ser preservada”.
Así mismo, Vélez hizo un llamado a los países y líderes mundiales a llegar a Belém con decisiones firmes. “En la COP30 debemos asumir compromisos contundentes frente a la acción climática. Estamos frente a la última oportunidad de tomar decisiones reales que salven a la humanidad de la catástrofe climática. Como países amazónicos, asumimos el mandato popular y étnico de defender una Amazonía libre de minería y de explotación de hidrocarburos. Desde América Latina y el Sur Global reafirmamos que somos la esperanza de demostrar que otro mundo es posible”, afirmó.
Principales acuerdos de la Declaración de Bogotá
• Un primer paso para la integración de las agendas de clima y biodiversidad. Con el impulso de Colombia, los países amazónicos acordaron que sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) deben alinearse con la protección de la Amazonía. Esto significa que los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero también deberán traducirse en acciones concretas para frenar la deforestación y salvaguardar la biodiversidad.
• Impulso al Fondo de Bosques Tropicales para Siempre. Los mandatarios respaldaron llevar a la COP30 el diseño de este mecanismo financiero, liderado por Brasil, que busca garantizar incentivos económicos a los países que conserven sus bosques. El fondo movilizaría recursos de inversionistas internacionales, entre ellos gobiernos, fondos de pensiones y bancos, con el fin de generar rentabilidad y transferir pagos anuales a las naciones con mayor cobertura boscosa, reconociendo así su papel en la protección del planeta.
• Diálogos Amazónicos permanentes. Se formalizó la realización de estos espacios previos a cada cumbre presidencial para garantizar la participación de la sociedad civil y de los pueblos indígenas en las decisiones de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).
Finalmente, la Declaración de Bogotá estableció la celebración de reuniones periódicas de presidentes cada dos años, con el fin de evaluar los avances y definir la orientación política de la cooperación amazónica. La próxima cita será en 2027 en Ecuador, consolidando así un mecanismo estable de diálogo y coordinación regional.