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Gobierno y campesinos del Yarí sellan acuerdo para reactivar desarrollo sostenible y reducir la deforestación en Caquetá

En un paso clave para la protección de la Amazonía y el fortalecimiento del desarrollo social y ambiental, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a través del Programa REM Visión Amazonía, y la Asociación Campesina del Yarí (Asecady) firmaron un acuerdo que marca el reinicio gradual y concertado de las intervenciones en los Núcleos de Desarrollo Forestal y de la Biodiversidad Camuya y Yarí, en el departamento del Caquetá.

La firma, realizada en San Vicente del Caguán, contó con la participación de la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible (e), Irene Vélez Torres; el coordinador del Programa REM Visión Amazonía, José Yunis; representantes de Asecady y 18 presidentes de Juntas de Acción Comunal de Sabanas del Yarí. El acuerdo busca reconstruir la confianza, fortalecer la gobernanza local y consolidar un modelo de desarrollo que combine conservación del bosque, bienestar comunitario y construcción de paz.

“La paz no se construye únicamente con acuerdos formales, sino con transformaciones territoriales que reconozcan la historia, reparen las brechas y garanticen condiciones de vida justas y sostenibles para las comunidades rurales y para la naturaleza”, afirmó la ministra Irene Vélez Torres durante el acto de firma.

El acuerdo se enmarca en la apuesta del Gobierno por las economías para la vida, entendidas como una bioeconomía construida desde las prácticas productivas locales, que agrega valor, fortalece la organización comunitaria y genera ingresos compatibles con la conservación.

En ese contexto, la ministra hizo un llamado a la corresponsabilidad territorial y al cuidado colectivo del bioma amazónico: “Todo esto es posible si logramos ordenarnos alrededor de una visión común. La visión que les propongo es sembrar justicia ambiental en este territorio, vecino del Parque Nacional Natural Chiribiquete. Ustedes son guardianes capaces de contener la deforestación y de revitalizar un bioma que es suyo, pero del que también depende el equilibrio climático y la vida en toda la humanidad”, señaló.

Para Vélez Torres, la firma de las actas de concertación y del compromiso comunitario “no es un acto simbólico, sino una decisión política y colectiva de asumir responsabilidades compartidas entre el Estado y las comunidades, y de demostrar que es posible transformar la historia desde el diálogo y la confianza”.

El acuerdo con Asecady marca un punto de inflexión para el Yarí y sienta las bases para un modelo de desarrollo con justicia social y sostenibilidad ambiental, en el que la producción, la conservación y la paz avanzan de manera conjunta.

“Desde el Ministerio de Ambiente reafirmamos nuestro compromiso de caminar junto a ustedes, de honrar la palabra construida en el territorio y de seguir transformando estas regiones en escenarios de vida, donde la paz se exprese en justicia social, en oportunidades y en bosques que permanecen en pie”, concluyó la ministra.

Productividad sostenible para el bienestar local

Como parte de los compromisos alcanzados, se iniciará la implementación de la estrategia UPAZ (Unidades de Producción Amazónica), que contempla la siembra de 165 hectáreas de chontaduro en las veredas Patio Bonito, Piscinas y Camuya, con la participación directa de 50 campesinos del territorio. La iniciativa apunta a fortalecer la seguridad alimentaria, dinamizar la economía rural y ofrecer alternativas productivas sostenibles que contribuyan a reducir la presión sobre el bosque.

La ministra destacó que la reducción de la deforestación “requiere control y cumplimiento de la ley, pero también diálogo, corresponsabilidad y alternativas productivas que hagan viable la protección del bosque y el bienestar de las comunidades”. Además, subrayó que el enfoque del Gobierno es “construir, junto a las comunidades, caminos posibles para cuidar el territorio y vivir de él”.

Un ejemplo de esta visión es el Centro de Transformación de Lácteos, articulado con la continuidad del Programa REM Visión Amazonía y los compromisos comunitarios para la reducción de la deforestación.

Estas acciones se complementan con procesos de educación ambiental y fortalecimiento del tejido social, como la participación comunitaria en el Festival del Jaguar, realizado en la vereda Piscinas. Allí, comunidades, instituciones educativas y proyectos ambientales se encontraron para promover la identidad territorial y el valor de la biodiversidad. Como símbolo de este nuevo momento, se elaboró un mural colectivo del jaguar con tapas recicladas, que permanecerá como herramienta educativa y memoria del compromiso compartido con el territorio.

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