Del 18 al 20 de julio, los jardines, pasillos, el Altar de la Patria y otros espacios de la emblemática Quinta de San Pedro Alejandrino se llenaron de gente, música, danza, sabores tradicionales, ferias artesanales y diseño, en un espacio gratuito, comunitario, diverso, artístico y cultural para conmemorar los 500 años de fundación hispánica de Santa Marta.
Luego de seis meses de diálogos participativos entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, la Comisión Preparatoria del Quinto Centenario y el sector cultural de Santa Marta, el Festival CASA por la Paz acogió a más de 4.500 personas que disfrutaron de manera gratuita a una programación continua de 92 presentaciones artísticas, más de 120 espacios de economías populares (artesanías, diseño y gastronomía) y más de 600 artistas y artesanos samarios.
El evento inició con un encuentro entre la ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes, Yannai Kadamani, con más de 15 gestores culturales, en representación de los diversos subsectores que lideraron las actividades del Festival, quienes agradecieron los esfuerzos del ministerio para apoyar el trabajo de los artistas locales.
«Este diálogo fue generoso. Como en la Odisea, tú tejes y destejes, y esa construcción fue muy interesante. Por primera vez, en muchos años, hay más de 500 personas que dicen aquí estamos», dijo Rosana Collazos, gestora de teatro y dramaturga samaria.
Viviana Effer, representante del sector gastronómico, agradeció al Ministerio de las Culturas por la apertura para mostrar su emprendimiento y la cocina tradicional de Santa Marta. Además, resaltó el acompañamiento a procesos culturales territoriales que fortalecen la memoria y la participación comunitaria.
«Este no es un festival, aquí estamos construyendo los próximos 500 años, va a marcar un precedente de cómo nos contamos y de lo que va a pasar en el imaginario narrativo de esta nación. Estamos tratando de contar otras verdades de Santa Marta. Eso que nos atraviesa como seres humanos y nos trasciende», dijo la ministra Yannai Kadamani en el encuentro inicial.
Durante los tres días, tres tarimas tuvieron programación constante de grupos de música, danza y teatro; más de 10 salones en talleres y conversatorios de ciencia, cine, literatura y arte, y las economías populares acogieron más de 120 espacios en los que el público encontró desde cocinas como el tradicional arroz de bonito o dulces típicos de la región, hasta artesanías, iniciativas sostenibles y amables con el medioambiente, zapatos y ropa con diseño, entre otras.
En el marco del Festival CASA por la Paz, además, el Ministerio de las Culturas entregó a los portadores de la cumbia la Resolución 0321 de 2024, que reconoce oficialmente la inclusión de la cumbia tradicional del Caribe colombiano en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación. Este acto simbólico reafirma el compromiso del ministerio con la protección de las manifestaciones vivas que construyen identidad y memoria desde los territorios. En particular, con esta expresión que ha sido interlocutora del Caribe con el resto del país.
“Me siento feliz porque la cumbia tuvo sus primeros asentamientos aquí, en esta provincia llamada Santa Marta. Estamos contentos de recibir por parte de nuestra ministra esta ley. La cumbia es parte del patrimonio nacional. La cumbia es un sentir y es un color. Es afro, es negra, es española. ¡Que viva la cumbia!», dijo Graciela Orozco, portadora de la cumbia samaria. Por su parte, el gobernador de Santa Marta afirmó que la resolución encierra todo un proceso que habla del compromiso de este Gobierno por la cultura, la historia y la música de este territorio.
La ministra de las Culturas, Yannai Kadamani, visitó dos de las tres rutas bioculturales que el Ministerio de las Culturas promueve en Santa Marta. En el tradicional barrio Pescaíto, corazón popular e histórico de la ciudad, la Fundación Explorambiente, liderada por Juan Carlos Celedón, ha creado la experiencia Free Tour Pescaíto. Se juntó con artistas locales, grafiteros, grupos musicales y empezó a llenar de murales y presentaciones artísticas y culturales el lugar. Samarios y turistas vieron que allí estaba ocurriendo una transformación social y empezaron a preguntar y a querer visitarlo. Luego se sumaron niños y niñas de Tejedores de Paz y cocineras tradicionales.
En Taganga, donde las playas atraen a turistas de todo el mundo, está la segunda ruta biocultural, donde el Ministerio de las Culturas apoya diversos procesos comunitarios para promover un turismo consciente, amable con el ambiente y centrado en las economías populares. Un sendero verde traza la ruta hacia una playa exclusiva para pescadores, llamada Genemaca. Allí, la Fundación Pescando Espíritu y la Corporación de Chinchorreros se unieron en un espacio libre del ruido de los motores para desarrollar sus actividades e impartir talleres de pesca tradicional. La ruta también cuenta con experiencias gastronómicas lideradas por organizaciones de mujeres como Anfitrionas para la Paz y Cocina Tradicional Asikiostag, además de espacios de danza y música.
Durante el festival, tanto en Taganga como en Pescaíto, se abrieron espacios al público en los que turistas y samarios pudieron probar los platos típicos de la región, acompañar procesos de pesca artesanal, recorrer la ruta artística y de murales, y acercarse a los procesos de danza y teatro en estos barrios.
CASA por la Paz fue una fiesta para la familia y el inicio de un trabajo conjunto por el reconocimiento de las diversidades de Santa Marta, sus manifestaciones artísticas y culturales; una posibilidad de mirar hacia el pasado de los pueblos indígenas, afro y mestizos para construir una nueva narrativa de la memoria de este territorio, que posibilite construir los 500 años siguientes desde otra mirada.
“Gracias, Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, gracias ministra, gracias equipa de Paz y Territorios, gracias a todos por mirar a Santa Marta con otros ojos. Gracias porque por ustedes estamos teniendo una participación digna en los 500 años de la ciudad”, dijo Inés Gutiérrez, periodista cultural de la región.