“El debate vigoroso de las ideas opuestas es síntoma de la calidad de nuestra democracia. Sin embargo, la violencia en el debate es el fin o la negación de la democracia. Así que hay un límite entre hablar fuerte y claro de una parte y estigmatizar o descalificar sus ideas como ilegítimas, o generar hostilidad, intolerancia y animadversión contra el oponente político de otro lado”, aseguró la Defensora del Pueblo, Iris Marín Ortiz, en su intervención durante el foro Elecciones y Derechos Humanos, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos.
No obstante, insistió en que falta mucho por recorrer para sacar adelante debates que no conlleven episodios intolerantes en el proceso electoral, de cara al 2026, cuando habrá comicios legislativos y presidenciales.
“Partidos y movimientos políticos, activistas y líderes políticos tienen el derecho a plantear con franqueza y vehemencia sus posiciones, a controvertir los argumentos del adversario. Pero este derecho no conlleva la facultad de intimidar, tampoco autoriza a avivar el odio, a instigar, a pasar de lo verbal a lo físico. Los líderes políticos y de opinión, los medios de comunicación y las autoridades deben intervenir con prudencia, evitando intervenciones que puedan agravar la situación”, llamó la Defensora del Pueblo.
En el foro, realizado en articulación con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, Naciones Unidas en Colombia, la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo y el Gobierno de Cataluña, la Defensora Iris Marín Ortiz también dijo que es fundamental promover un lenguaje de respeto y tolerancia.
Como sociedad, añadió que se trata de crear un ambiente electoral que se sienta como un espacio seguro para todas y todos, más allá de los desacuerdos naturales y sin importar el origen, el género, la orientación sexual, la religión o cualquier otro rasgo de la identidad.
Para la Defensoría del Pueblo, es clave seguir teniendo presente el ‘Compromiso por unas elecciones libres y en paz’, cuyos ejes giran en torno a defender la vida, adoptar una política de no violencia, respetar las instituciones y las reglas del ordenamiento jurídico, defender la democracia, promover el lenguaje constructivo y eliminar la estigmatización, garantizar la información de información veraz, acoger el diálogo como compromiso democrático, reconocer a la juventud en su rol político, así como apoyar y respetar las manifestaciones y protestas pacíficas.
La Defensora destacó, además, la campaña ‘Menos gritos, más respeto’, liderada por la Defensoría, como una estrategia determinante en este momento, para impulsar una cultura de respeto en el debate electoral, en el que sea promovida la participación política sin estigmatización y violencia, con especial énfasis en mujeres, liderazgos regionales y juventudes.
Adicionalmente, resaltó la importancia promover la participación de mujeres, pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes en la política, como forma de garantizar sus derechos fundamentales y la representatividad de múltiples formas de ver y vivir el mundo.
“Por todo lo que nos une y, a pesar de lo que nos separa, avancemos en la armonización de la diversidad política”, puntualizó la Defensora del Pueblo, Iris Marín Ortiz.

